En éste recorrido que llevamos por las gemas más utilizadas en joyería he ido dejando para más adelante a la más importante de éstas: el diamante.
El motivo de ésta demora es debido a que intentar describir esta especie mineral sin alargarse, es prácticamente imposible. Describir sus propiedades e ilustrar su belleza con una fotografía no sería justo para este mineral, rey de la joyería, por lo que os pido que os arméis de paciencia para leer un poquito de todo lo escrito sobre el mineral que tratamos.
Especie mineral…………….Diamante
Composición química………C
Sistema cristalino…………..Cúbico
Hábito cristalino…………….Equidimensional
Dureza………………………..10
Exfoliación……………………Perfecta según caras de octaedro
Peso específico………………3,52
Indice de refracción………..2,42
Dispersión B-G……………….0,44
Color ………………………….Incoloro a todos colores
Espectro Según color:……«cape» y «brown»
Luminiscencia……………….Fluorescencia azul, verde, amarilla
Conductividad térmica…….9-120 watts/grad. cm.
Brillo………………………….Adamantino
Son las cosas que tenía Sudáfrica en el siglo XIX, que ibas dando una vuelta por el campo y te podías encontrar un diamante tirado por el suelo. Y justo ahí es cuando entraban en juego personajes como un astuto granjero que hizo su fortuna recogiendo las gemas que los lugareños le traían.
El famoso diamante Eureka, el primero descubierto en ese país, fue encontrado en 1867 por Erasmus Jacobs, un chaval de 15 años. Y lo usaba como juguete. Su madre, ignorante del valor del pedrusco, pero intrigada por su brillo, se la enseñó a su vecino Schalk van Niekerk, un coleccionista de piedras curiosas. Van Niekerk se ofreció a comprar al joven Jacobs la piedra, pero la madre se la regaló y rehusó cualquier tipo de pago por una “piedra inútil”. Niekerk se la prestó a un amigo, que la llevó a la ciudad para identificarla…resultó ser un diamante de 21.25 kilates.
Curiosamente, aquellos granjeros de origen holandés no recibieron dinero ni reconocimiento alguno, de hecho el muchacho que jugaba con el diamante, Erasmus Jacobs, murió extremadamente pobre. Sin embargo Niekerk se convirtió en la persona a quién acudir a identificar piedras extrañas en la región en la que vivía. Su siguiente jugada le salió aún mejor. Apenas un par de años después, en 1869, Niekerk se hizo con la legendaria “Estrella de Sudáfrica”, con un valor de 47.69 kilates.
La historia del hallazgo del «Eureka» forma parte de la gran leyenda que, alrededor del diamante, se ha ido tejiendo a lo largo de los tiempos, e ilustra de alguna manera las pequeñas contradicciones que a su alrededor se han sucedido, pero a su vez da una idea clara de la gran influencia que el diamante ha tenido y sigue teniendo.
Composición y estructura
El diamante es un mineral que está formado por un solo elemento químico, el carbono, sin que intervengan en su composición química otros elementos distintos. Son relativamente escasos los minerales que se encuentran en la naturaleza formados por un solo elemento, curiosamente el oro es otro ejemplo de mineral formado por un único elemento químico. No obstante, en la naturaleza también existe otro mineral con la misma composición química que el diamante, se trata del grafito. Diamante y grafito están formados por carbono puro cristalizado, de modo que un simple análisis químico no es suficiente para diferenciarlos, pues la composición química de ambos es la misma.
Propiedades físicas y ópticas
DUREZA.
El diamante es la sustancia natural más dura que se conoce, de ahí el significado de su nombre «adamas» (el invencible), dado que no existe un material que sea capaz de rayarlo.
En la escala de Mohs ocupa el lugar 10, pero esta escala, al ser sólo cualitativa, no da una idea de la gran dureza del diamante. Por ejemplo, la diferencia entre las durezas de talco (1) y corindón (9) es mucho menor que la diferencia de dureza entre el diamante (10) y su inmediato seguidor el corindón (9).
EXFOLIACION.
La dureza no tiene que ver con la fragilidad, el diamante es la gema más dura, sin embargo, es muy fácil que pueda romperse debido a que tiene exfoliación perfecta según las caras de octaedro.
Una curiosidad: Cuando a Joseph Asscher le fue encomendada la talla del diamante más grande encontrado, se decidió por comenzar esta operación con una exfoliación. En el primer intento, al dar el golpe con un cuchillo, el «CULLINAN» permaneció inalterado pero el cuchillo se rompió. Joseph Asscher pidió un nuevo cuchillo y, al segundo golpe, el gran diamante quedó convertido en dos. Contra todo lo que se ha oído comentar de que Joseph Asscher se había desmayado al ver exfoliado el diamante, la verdad es que no sólo no se desmayó, sino que lo celebró con una botella de champagne.
AFINIDAD POR LA GRASA.
El diamante tiene gran afinidad por la grasa, es decir, tiene facilidad para adherir grasa en su superficie. Esta es la razón por la que cuando simplemente se toca un diamante con los dedos, éste queda impregnado. Esta propiedad del diamante es utilizada en minería para su separación. El material procedente de la mina se pasa por unos rodillos impregnados de grasa; los diamantes quedan adheridos a esta capa de grasa y el resto del material no.
REPULSION POR EL AGUA.
Todo lo contrario que ocurre con la grasa le sucede con el agua, el diamante repele el agua y no se deja mojar. Una pequeña gota de agua forma en la superficie del diamante una esfera a modo de pompa y no se extiende sobre la misma. Esta propiedad junto con la anterior se emplea en la extracción de diamantes.
COLOR.
Con el color se entra de lleno en aquellas propiedades físicas denominadas ópticas. Es una paradoja que el diamante más cotizado sea el incoloro, es decir, el que no tiene color. En realidad, el diamante como gema empleada en joyería admite muy pocas variaciones de color: la gama de los mal llamados blancos (en realidad incoloros) con distintas tonalidades de color, ya sean amarillas o marrones. Últimamente, otra nueva gama de color se está introduciendo, son los rosas, generalmente procedentes de los últimos yacimientos australianos.
Sin embargo, el color del diamante es muy variado, prácticamente se pueden encontrar diamantes de todos los colores. Estos diamantes de diversos y bellos colores no suelen estar comercializados y forman parte de colecciones privadas fuera de precio y cotización.
Talla del diamante
El aspecto que presenta un diamante en bruto puede ser por sí mismo de una gran belleza, ya sea por su forma, su tamaño y su color, pero sin embargo, hay otros diamantes que no tienen gran atractivo recién extraídos. Esta belleza es susceptible de mejorar en ambos casos mediante las operaciones de tallado.
En todas las operaciones de talla del diamante, juegan un papel determinante sus propiedades físicas, y sobre todas ellas, la dureza, exfoliación, índice de refracción, dispersión y transparencia. De hecho, lo que se estudia de un diamante es la forma ideal para resaltar su belleza y sacarle el máximo partido a éstas y otras propiedades; en definitiva, lo que se busca es resaltar su «vida» y «fuego». La «vida» de un diamante hace alusión a la cantidad de luz reflejada en la superficie, de modo que la luz, al atravesar un diamante, se refleje toda en su interior y la devuelva otra vez por la parte superior.
El «fuego» de un diamante hace alusión al juego de colores de la luz. Es en realidad la dispersión de la luz al atravesar los ángulos diedros del diamante tallado. Aunque cada diamante es un caso concreto, en general, el estilo de talla donde más se realzan y se ponen de manifiesto estas propiedades es en el llamado BRILLANTE. Se ha popularizado de tal modo este estilo de talla en el diamante, que en muchas ocasiones se confunden ambos términos.
Criterios de valoración
Los factores que influyen en el precio de un diamante tallado son de diversa índole. Unos son externos al propio diamante, entre los que se pueden enumerar los derivados de modas, campañas publicitarias, y los otros son los derivados del propio diamante.
Ha sido la propia compañía De Beers quien a través de sus campañas publicitarias ha divulgado los pilares sobre los que puede basarse el precio del diamante tallado, son las famosas 4 «c». «C» de la palabra inglesa carat, que significa quilate, en clara alusión al peso del diamante. «C» de la palabra inglesa clarity, que no es otra cosa que la pureza. «C» de colour-, y la cuarta «C» de la palabra inglesa cut, que significa talla.
PESO
Es lógico pensar que cuanto mayor sea el tamaño y por lo tanto el peso de un diamante, mayor será su precio. Hasta aquí es fácil de comprender, lo que sucede es que la relación entre el peso y el precio no es una relación lineal sino que es una relación exponencial. El precio de un diamante de dos quilates no es el doble que el de un diamante de un sólo quilate sino algo más (siempre y cuando las condiciones de las otras «c» sean las mismas).
La explicación se debe a que los diamantes de un peso mayor a 2 quilates son más escasos que los de menor peso, por lo tanto su precio es también mayor, y conforme aumenta el peso, su precio se va saliendo de lo normal. Los diamantes más empleados en joyería suelen tener pesos relativamente pequeños (son mayoría los inferiores a un quilate).
Otro factor que tiene influencia dentro del peso es su proximidad a unidades exactas del mismo. Por ejemplo se cotiza más un diamante de un quilate exacto que un diamante de 1,03 quilates o uno de 0,98 quilates. Los mismo ocurre con los medios quilates.
PUREZA
En este apartado, lo que se cotiza precisamente es la ausencia de inclusiones en el diamante, de modo que según el color de la inclusión, su tamaño, el número de las mismas y su situación dentro de la piedra, e incluso si se refleja en otras caras, se tienen diversas clasificaciones de diamante por grados de pureza. Como es de esperar el diamante más cotizado es el que se supone limpio de impurezas.
La clasificación de la pureza se hace mediante el uso de la lupa de 10 aumentos son según la nomenclatura CIBJO:
– Puro a la lupa: su equivalente sería el de puro, es decir, un experto mediante una lupa de 10 aumentos no apreciaría inclusiones, fisuras ni defectos estructurales.
– VVS: en español se le dice «viviés» y son las iniciales de las palabras inglesas very very small, es decir, muy muy pequeñas inclusiones. Mediante la lupa de lOx sólo se aprecian inclusiones incoloras muy pequeñas que no estén situadas dentro del área de la tabla o faceta principal y que sean muy difíciles de encontrar.
– VS: se le dice «viés» y son las iniciales de very small, es decir, muy pequeñas inclusiones. Son difíciles de encontrar y sólo pueden ser incoloras, aunque se admite que puedan ser visibles a través de la tabla o faceta principal siempre y cuando sean de reducido tamaño.
– SI: son las iniciales de smallinclusions, es decir, pequeñas inclusiones. Son fácilmente visibles con la lupa de lOx pero sin embargo, no se aprecian a simple vista sobre todo a través de la tabla.
– Pl: con la letra «P» se designa a todos los grados de pureza con la calificación de picado o piqué. Se aplica a todos diamantes cuyas impurezas y/o imperfecciones se pueden ver a simple vista con o sin dificultad, sin necesidad de emplear la lupa. En el subgrupo Pl, las inclusiones son difíciles de detectar a simple vista. Puntos oscuros en la tabla, inclusiones que se reflejan en las demás caras o facetas, nubes incoloras grandes, etc.
– P2: las inclusiones se ven a simple vista con mayor facilidad que las del subgrupo anterior y tienen alguna influencia en la «vida» de la piedra.
– P3: inclusiones muy grandes o muy numerosas, fácilmente visibles a simple vista y que perjudican la «vida» de la piedra.
COLOR
A pesar de que el diamante se puede presentar en muchos colores, en realidad los empleados en joyería son los incoloros y los que tienen tonos amarillentos y marrones, dado que los otros colores son raros y su precio no está regido por el mercado.
El diamante más cotizado es el que no tiene color, es decir, el incoloro, decreciendo su precio conforme se va apreciando mayor tonalidad y saturación de color.
Para determinar el grado de color, el instrumento que se utiliza es el propio ojo, aunque existen aparatos sofisticados basados en principios colorimétricos o fotométricos. Cuando se emplea el ojo humano para realizar esta clasificación, es imprescindible el uso de luz blanca, la ideal sería la luz natural procedente del Norte geográfico en el hemisferio boreal, y la procedente del Sur geográfico en el hemisferio austral, al objeto de evitar la radiación ultravioleta que contiene la luz solar y por lo tanto la posible fluorescencia de los diamantes observados. De hecho, la clasificación de color de los diamantes, se lleva a cabo con lámparas de luz blanca que suministran el tipo de iluminación adecuado y tienen una temperatura de color de 5000°K. El observador debe vestir camisa blanca y no de color, ya que los reflejos posibles podrían influir en la clasificación. En realidad, existe todo un rito en la clasificación del color, rito por otro lado justificado dada la gran influencia del color en el precio del diamante.
Según la nomenclatura CIBJO la clasificación del color es:
– Blanco excepcional: como su propio nombre indica es un incoloro excepcional con ligeros tonos azulados. Se divide en dos subclasificaciones: blanco excepcional + , y blanco excepcional.
– Blanco extra: es incoloro donde ya no aparecen los ligeros tonos azules. También está dividido en dos subclasificaciones: blanco extra + , y blanco extra.
– Blanco: sería un incoloro sin tanta calidad como en las anteriores clasificaciones.
– Blanco ligero color: comienza a apreciarse ligeros tonos de color, ya sean amarillos o marrones.
– Ligero color: el color (amarillo o marrón) ya es apreciado sin mucha dificultad.
– Color: donde es claramente de color amarillo o marrón. Tiene a su vez distintas subclasificaciones según la saturación de color: color 1, color 2, color 3 y color 4. La nomenclatura de Sean. D.N. tiene las siguientes denominaciones: River (mejor color), Top Wesselton, Wesselton, Top Crystal, Crystal, Top Cape, Cape, Light Yellow y Yellow (peor color).
CALIDAD DE TALLA
En la talla brillante, los factores más importantes a tener en cuenta son: el diámetro de la tabla, altura de la corona, grosor del filetín, altura de la culata y tamaño del culet. También hay que tener en cuenta la simetría de las distintas partes del brillante entre sí y en su conjunto.
Pero no hay que olvidar que, como dice la publicidad de De Beers: «UN DIAMANTE ES PARA TODA LA VIDA» y, si ha de durar tanto, conviene saber lo que se compra, por lo que a estas cuatro «c» habría que añadir una quinta «c», la «c» del comprador o consumidor o cliente, ya que de su voluntad y sobre todo de su bolsillo saldrá la decisión final de tener o no el diamante para toda la vida.